“El mar de junio” [ the sea of June] is a set of compositions which tries to reflect fleetingly, as if they were moving images, what I have learned, lived and experienced in a period of 6 years of sound experimentation, using electronics, loops, the electric guitar and field recordings. Some of those ideas that came out of improvisations were later transformed into these nine episodes that were written and recorded in August of 2017 and completed in the fall of the same year.

Six years of mixed emotions and memories: the magical islands of the Paraná delta river in Argentina, the scent of old Pyrenean forests, an abandoned garden by the seaside, two trips to Belgium to play music and make new friends, many “healing sounds” live sessions, where we often saw participants with tears in their eyes, showing us the evocative and mobilizing power of sound.

At the request of Mathias, in a way also a mentor of this album, who invited me to send him to his home in Brittany something that represented "soil" for me, I decided to send him, by postal mail some rosemary leaves, recently flowered on my balcony. Rosemary, whose name in latin is rosmarinus, means "dew of the sea", in reference to its beautiful blue flowers, which reminded me of the Mediterranean sea, the background colour that unifies these memories.

Barcelona, spring of 2019.

"An extraordinarily warm and thoughtful work full of light and muted color like the sea that inspired its name." Stationary Travels.

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“El mar de junio” es un conjunto de composiciones que intenta reflejar fugazmente, como si de imágenes en movimiento se tratara, lo aprendido, vivido y transitado en un período de 6 años de experimentación sonora. Mayoritariamente usando la electrónica, los loops, la guitarra eléctrica y las grabaciones de campo. Algunas de esas ideas salidas de improvisaciones fueron luego transformadas en los nueve episodios que componen el álbum, escritos y grabados en agosto de 2017, y completados en el otoño de ese mismo año.

Seis años de emociones y recuerdos mezclados: las mágicas islas del delta del río Paraná en Argentina, el aroma de antiguos bosques en el Pirineo, un jardín abandonado al costado del mar, dos viajes a Bélgica yendo a tocar música y hacer nuevos amigos, y también muchas sesiones en directo de “sonidos curativos” donde vimos muchas veces a los participantes con lágrimas en los ojos, mostrándonos el poder evocador y movilizador que el sonido tiene.

A petición de Mathias, en parte también mentor de este álbum, que me invitó a enviarle a su casa en la Bretaña algo que representara “suelo” para mí, elegí enviarle por correo postal hojas de romero recién florecido de mi balcón. El nombre romero proviene del latín rosmarinus, o “rocío del mar”, en referencia a sus bellas flores azules, que me recordaron al mar Mediterráneo, el color de fondo que unifica estos recuerdos.

Barcelona, primavera de 2019.
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